NOTA EN "CIUDADANO", julio 1970

Miembros fundadores de La Paleta Decimal, 1957,
el 2° de la izq. Mauricio Castillo

Desde distintas publicaciones de la ciudad, en cuyas columnas se publicaron notas debidas a nuestra intención de poner de relieve a las personas que por su innegable valor enaltecen a nuestra ciudad, dijimos que nos ocuparíamos de los integrantes de la Paleta Decimal a medida que el tiempo y el espacio nos brindaran la oportunidad.
Nuestro objeto ha sido imitado por periodistas de indudable mérito, por tanto y halagados por el valor de nuestra inquietud nos satisface enormemente referirnos hoy a nuestro amigo Mauricio Castillo.
Lo visitamos en su chalet de la calle Olazábal y nos atiende con esa sencillez, modestia y suavidad que le son tan particulares.

Desde que le conocemos nunca ha salido de sus labios una frase condenatoria. Su cordial trato es llamativamente parejo. Delgado, de mediana estatura, cabello lacio y canoso peinado hacia  atrás, de mirada lejana, ágil, bondadosa, tiene un temperamento sereno que altera con dinámica singular cuando habla de su oficio, de su arte, de sus obras; allí es locuaz, ameno, muy comunicativo.
En el living observamos una sobria decoración engalanada por su pinacoteca integrada por óleos de Antonio y Angel Parodi, Demetrio Iramain, Ronchetti, Nelly Alvarez, Haynemann, Carpanelli, Nanni, Carlos Alonso, Policastro, Semino, Ossorio Luque, Sallati, Angelis; sobre la chimenea un llamativo desnudo de Segundo Pérez, una tinta de De la Fuente, acuarela de Celano, un dibujo de Gaston Jarry sobre una litografía de Castillo, una acuarela de Di Taranto, grabados de Julián González, Bordini, Díaz Arduino, Estarico, Audivert, Rebuffo, Belloc, xilografía de Versacci, un pastel de Fara, un dibujo de Rapela, óleos de Susana (su hija) y hasta un grabado de Juan Homann, que fuera nuestro maestro, en carbón y pluma.
Lomas Valentinas, 24 diciembre 1968
A medida que avanzamos nos es dable examinar su colección y observar el placer con que Castillo nos brinda la oportunidad de saludar a su dulce esposa Ana Penel, argentina, con quien se casó en 1939, que le dio dos hijas: la mayor Susana, pintora y Alicia que es la menor casada con Osvaldo Corona, estudiante de ingeniería, padres de una hermosa nena.
Castillo, a pesar de su acento porteño, nació en Granada, España, el día de navidad del año 1904. Se radicó en nuestro país en 1912. Su padre de oficio ebanista se estableció en la calle Santa Fe como anticuario y restaurador. De los cuatro hermanos dos varones y dos mujeres, él es el que se dedica al arte, ingresando a la Academia de Bellas Artes Manuel Belgrano, dirigida por Pío Collivadino y en la que son sus maestros hombres de la talla de Ripamonte, Alice, Rossi, Trezzini y Tercelli, egresando en 1927 con el título de profesor de dibujo.
Los expertos y críticos de la época elogian calurosamente los trabajos que realiza con carácter de ensayo sobre grabados y también en monocopias en los que alcanza singular destreza.
Poseedor de gran caudal de conocimientos plásticos ingresa en el taller de litografía Sixto y Leme, calle Uspallata de la Capital, abrazando esta profesión que es su medio de vida y le permite desarrollar con libertad su abundante vuelo espiritual en realizaciones tan apasionadas de xilografías, aguafuertes, puntasecas y monocopias.
En 1936 interviene en concursos de afiches, obteniendo mención honorífica en el que organiza el Automóvil Club Argentino. Participa en los Salones Nacional de Bellas Artes, Rosario de Santa Fe, La Plata, Morón, Vicente López, Mar del Plata, etc. Y en numerosísimos certámenes provinciales, municipales, de beneficencia, etc. También interviene en numerosos certámenes internacionales conquistando diferentes distinciones.
En la Escuela N° 2 de nuestra ciudad y en la N° 3 de Morón efectuó dos murales titulados “Descubrimiento de América” y “Cabildo Abierto”, respectivamente, realizó numerosas muestras personales, la más reciente en la Galería Argentina de la Capital Federal en la que exhibió obras que pusieron de manifiesto su maestría en los distintos procedimientos empleados y en su temática vastamente variada.
Es miembro fundador de la Asociación Argentina de Dibujantes y de “La Paleta Decimal” de nuestra ciudad. Está representado en numerosas pinacotecas privadas, museos, escuelas e instituciones.
Este distinguido vecino cuya biografía se publica en la Gran Enciclopedia Argentina de Diego A. Santillán y en la Enciclopedia del Arte de América de Vicente Gesualdo, vive en nuestra ciudad desde 1950.
Uno de sus hermanos que es odontólogo dirigió con él la construcción de su casa. Llegó aquí desde que se trasladó de su segundo y último domicilio en la Capital, barrio de Flores en la calle José Martí, de su notable técnica surgen los afiches cinematográficos de firme trazo y atractivo colorido que han popularizado numerosos filmes y atraído tantos espectadores.
Su opinión sobre la pintura moderna es laudatoria. Considera que los nuevos estilos obedecen a nuevas técnicas, a un evolucionado sentido de la síntesis.
“Me parece lógica”, expresa. Cuando inquirimos sobre Picasso “extraordinario”, agrega y finaliza: la pintura moderna, naturalmente, bien pintada, me gusta mucho. Fíjese en Estarico, es un hombre maduro, de una autoridad en la materia y le gusta mucho.
Precisamente es don Leonardo Estarico quien nos dice de Castillo: “Es un artista cabal; la tela, la piedra y la chapa en sus manos se transforman en materia creativa, es decir piezas de arte”.